Escritos y reflexiones sobre poesía y literatura.
☄️ Llevo meses (o quizá años, ya he perdido la cuenta) trabajando, muy poco a poco, en un nuevo libro de poesía. Es algo muy distinto a lo que he hecho hasta ahora; más reposado, muy medido y estudiado. Con una historia detrás entre mágica y sorprendente. Y aunque el libro no está terminado aún, empiezo a ver el final de este largo proceso creativo.
Lección de historia
«Las herramientas del amo no destruirán la casa del amo».
(Audre Lorde)
La primera vez que pisé Nakama, en Chueca, me sentí como en casa. Me enamoré de ese pequeño rincón, tan acogedor y tan lleno de libros elegidos con un gusto impecable, donde lo primero que te apetece al entrar es sentarte a leer y ver pasar a la gente.
El 15 de diciembre tuve el placer, la ilusión, la emoción, la oportunidad, la felicidad, de presentar mi primer poemario, Dejar de ser (Chiado Editorial), en Madrid.
Dejar de ser, como ya he contado en diferentes ocasiones, es un poemario que escribí entre 2012 y 2016. Un poemario muy ligado a mis circunstancias personales de esos años y quizá no tanto a mis circunstancias actuales.
Durante décadas se ha promovido una falsa idea sobre el concepto de feminismo que ha dañado tanto la imagen de este movimiento como el de las mujeres en general.
A finales del año pasado os anuncié que 2017 sería el año en que Dejar de ser, mi primer poemario, vería la luz.
La conducta de los animales, de Eduardo Hurtado, es una obra llena de significados, de claroscuros, de piezas de un puzle que uno quiere a toda costa montar y desentrañar.
Dentro de poco más de un mes, mi primer libro, Dejar de ser, verá la luz de la mano de Chiado Editorial. Eso quiere decir que dentro de nada podré enseñaros la cubierta, anunciaros cuándo estará disponible e invitaros a tod@s a la presentación del libro que haré en Madrid. Mientras tanto… y hasta que ese momento llegue, me gustaría dejaros uno de los diez poemas en prosa del libro.
Conocí la existencia de Elena Medel sobre el año 2006, después de la publicación de su poemario Mi primer bikini. Como ya avancé cuando os hablé de Yolanda Castaño, las vi a las dos juntas participando en un programa de televisión de La2 de TVE, donde estaban hablando de su respectiva poesía. Desde entonces empecé a seguir la trayectoria de ambas con más atención.
Y el puñal fue directo a tu pecho. Te marcó por dentro, por fuera, por sangre y por carne. Te quedaste muda, imaginaria, perfecta con la luminosidad del momento. Intentaste morir, pero descubriste que para ti no era posible, que esa maldición en ti no tenía efecto. Como un maleficio fonético o una sinfonía condenada a ser oída una y otra vez, se cerraba la herida, desaparecían las siete puñaladas de tu inusual cuerpo.
Tras esta cortina de humo estoy yo. Sin duende, sin magia, sólo estoy yo. Aparezco entre destellos, tú casi ni me ves. Envuelto en una desteñida aura de esmeralda, y rodeado de una negligencia perdida por el paso del tiempo.
Mis ojos lloran porque de nuevo me he ido. Mis manos borran todo lo que escribo porque no les gusta. Aparezco entre colores y formas, y me desvanezco entre la aciaga paciencia de mi futuro. Y no sé si soy papel o carne, si hoy soy aire o valor. Si con mis esfuerzos genero vida o la siembro con guadaña mortal.
“Pero... ¿dónde está?”, se preguntó Jasón, a la vez que contemplaba su rostro en el sucio espejo de la cómoda. Llevaba largos minutos auscultando sus facciones como si estuviera enfermo. Se palpaba las sienes, se acariciaba con grave melancolía el dorso de las manos, pervertía la elasticidad de sus orejas tirando de ellas para soltarlas después. Y todo buscándola. Intentando hallar de nuevo la inspiración perdida.
A su paso tan sólo dejó un quejido de ausencia y mil años de inútil peregrinaje.
Como un vagabundo sin corteza espinal que recorre el fuego tocado por el zafiro de la noche.
Sus ojos de Arabia convirtieron el calor del invierno en un balcón con vistas al mar.
Un Mediterráneo que, por poco visto, inunda las playas de arcilla y las olas de suspiros.
Tercera entrega de mi recopilación de poetas contemporáneos que me gustan. Hoy os quiero presentar a dos hombres con estilos muy antagónicos, pero idéntica sensibilidad y sentido de la literatura: Luís Artigue y Antonio Maldonado.
Hablar del primero de ellos, Luís Artigue, implica hablar de prosa poética.
La poesía en prosa ha sido un tipo de obra lírica tradicionalmente denostado, como si por no usar la forma del verso (más típica, por otro lado) no estuviéramos, al fin y al cabo, expresando las mismas cosas.
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